Su nombre completo es Archibasílica del
Salvador y de los santos Juan Bautista y Juan Evangelista, más conocida
como Archibasílica de San Juan de Letrán (basilica di San Giovanni in
Laterano). Es la catedral de la diócesis de Roma, donde se encuentra la
sede episcopal del obispo de Roma (el Papa).
El nombre oficial es Archibasilica
Sanctissimi Salvatoris por estar dedicada a Cristo
Salvador. Sin embargo, es más conocida con el nombre de San Juan, por los dos
santos principales que tienen sendas capillas dedicadas en su interior.
Es una de las cuatro basílicas papales de Roma, la más antigua y
la de rango más alto. Junto con la basílica de San Pedro, San Pablo Extramuros y Santa María Mayor es una de las siete iglesias de
Roma que se visitan durante esta peregrinación. En la fachada podemos leer el
título «Omnium urbis et orbis ecclesiarum mater et caput»: madre y cabeza
de toda las iglesias de la ciudad de Roma y de toda la tierra.
Forma parte de un gran
complejo monumental que incluye el gran obelisco, el Palacio de Letrán y el
Santuario de la Escalera Santa. Todo el complejo es propiedad
de la Santa Sede y goza del estatus de extraterritorialidad dentro del Estado
italiano. En 1980 fue incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad por
la Unesco.
La Archibasílica surgió en el siglo IV en una zona
llamada Horti Laterani. Esta zona era una antigua propiedad de la
familia romana de los Laterani, caídos en desgracia bajo Nerón. Bajo este emperador fue confiscada y
pasó al dominio imperial. Cuando Constantino se casó en el 307 con su segunda
mujer, Fausta, hermana de Majencio, pasó a denominarse con el nombre de Domus
Faustae.
Constantino, el primer emperador que concedió a los
cristianos la libertad de culto, permitió la construcción de una basílica
en esta zona. Tras salir victorioso de la batalla de Puente Milvio (312 d.C.),
se inició su construcción como señal de reconocimiento hacia Cristo, a quien
fue dedicada. El papa Silvestre I la consagró en el año 324.
La Basílica de San Juan de Letrán es, por tanto, la basílica más
antigua del mundo. De hecho, precede la fundación de la Basílica de San Pedro.
En el 846 fue destruida por un terremoto y tuvo que ser
reconstruida por el papa Sergio III, quien la dedicó a San Juan Bautista ya
que con su persona y su palabra pone en contacto el Antiguo y el Nuevo
Testamento. En el siglo XII el papa Lucio II también dedicó la basílica a San
Juan evangelista porque con su evangelio da testimonio de la vida y de la
palabra de Jesús.
La actual basílica está dividida en 5 naves de 130 m de largo.
El interior está decorado en estilo barroco fruto de una radical
transformación de Francesco Borromini en el siglo XVII. De la
decoración anterior se conservan el ciborio gótico, el suelo de estilo
cosmatesco y el cieloraso de casetones de la nave central, diseñado por Pirro
Ligorio y ornamentado por Daniele da Volterra. Los magníficos mosaicos del
enorme ábside, aunque reconstruidos, se remontan a la época medieval. En ellos
el simbolismo del agua hace referencia al sacramento del Bautismo.
En la nave principal destacan las monumentales estatuas de los doce apóstoles enmarcadas
por grandes nichos de marmól verde, encajados en los pilares. Los nichos son
obra de Borromini, las estatuas datan de principios del s. XVIII.
Sobre los nichos de los Apóstoles se encuentran representadas
algunas escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento. Más en alto, entre las
ventanas, dentro de marcos ovalados de estuco en forma de guirnaldas, están
representados varios profetas.
El ara del altar papal se
encuentra debajo del baldaquino gótico. Según la tradición se trata
de la misma piedra que usaban San Pedro y los primeros papas al celebrar la
misa. En su interior se conservan las cabezas de san Pedro y san Pablo en un
relicario de plata.
En el ábside se encuentra la cátedra,
el trono episcopal del obispo de Roma en mármol y mosaicos. Es una imitación
del siglo XIX de la original cosmatesca, con mosaicos y bajorrelieves, que
ahora se encuentra en el claustro.
El altar del Santísimo Sacramento está
situado en el brazo izquierdo del crucero de la basílica de San Juan de Letrán.
Fue construido durante el papado de Clemente VIII en ocasión del Jubileo
del año 1600 utilizando cuatro columnas colosales de bronce dorado
de época romana. Estas columnas son los únicos restos visibles de la
Basílica de Constantino.
La fachada fue
reformada en el siglo XVIII por Alejandro Galilei, ganador de un famoso
concurso en el que participaron veintitrés arquitectos. Constituye otro
magnífico ejemplo de clasicismo barroco.
Está constituida por un largo atrio con cinco entradas
y una galería abierta en el nivel superior. En el lado izquierdo del atrio
se encuentra una estatua de la época romana que representa a Constantino. La
puerta central proviene del Foro Romano, concretamente de la Curia
Iulia. Fue adaptada y colocada aquí por Borromini.
En lo alto de la fachada se encuentran 15 estatuas de 7 metros
de altura. La central representa a Cristo. A ambos lados se encuentran
San Juan Bautista y San Juan Evangelista. Las demás representan a los
doctores de las iglesias griega y latina. En el tímpano hay un mosaico de la
basílica paleocristiana que representa a Jesús.
La fachada del
crucero norte que da hacia el centro de la ciudad, obra de
Domenico Fontana, está enmarcada con dos campanarios medievales. Tanto la logia
superior (Logia de las Bendiciones) como la galería inferior están decoradas
con frescos en las bóvedas.
Durante mil años desde tiempos de Constantino
en el año 324 hasta el 1305, época en que los Papas se fueron a vivir a
Avignon, el edificio contiguo a la Basílica, el «Palacio de Letrán«, fue
la residencia de los Pontífices. Allí se celebraron cinco Concilios ecuménicos.
Cuando los Papas (en concreto Gregorio XI) volvieron de Avignon en 1377 se
trasladaron a vivir al Vaticano.
En este palacio se firmó en 1929 el
pacto entre el Vaticano y el gobierno de Italia (Tratado de Letrán).
El Claustro
Lateranense, fue construido entre 1215 y 1232 gracias a
varios artistas de la familia romana Vassalletto, maestros de la decoración en
marmol. Representa una de las obras maestras de la arquitectura cosmatesca.
Adornado con losas de tumbas y con materiales de excavaciones romanas
y paleocristianas, destaca por sus columnas en espiral y los mosaicos en mármol
de colores. Con sus 36 metros de lado es el claustro más grande y quizás
el más hermoso de Roma.
Al inicio del siglo IV sólo las catedrales tenían
baptisterio. La catedral de la diócesis de Roma es San Juan de Letrán y por
este motivo su baptisterio fue el primero. Es, por tanto, el baptisterio
más antiguo de Roma.
El edificio fue construido por orden de
Constantino en el siglo IV transformando unas termas de una preexistente
casa romana. Sixto III (432-449) lo reconstruyó completamente y le agregó un
atrio. La última restauración del siglo XVII fue efectuada por Borromini.
El interior tiene forma octagonal. En el centro del
baptisterio se encuentra una pila de basalto verde cubierta con un remate de
bronce del siglo XVII. Alrededor de la pila hay ocho columnas de pórfido rojo
colocadas en círculo con capiteles jónicos, corintios y compuestos. El
arquitrabe sirve de apoyo a otras columnas de mármol más pequeñas. La bóveda de
la Capilla está decorada con elementos que aluden a San Juan Evangelista.
En la plaza donde también se encuentra el
Baptisterio se eleva el gran obelisco que
con sus 522 toneladas de peso y 32,18 m de altura es el más alto al mundo.
Su origen se remonta al siglo XV a.C. siendo así el
más antiguo de los obeliscos de Roma. El emperador Constantino lo mandó traer
desde Egipto. Sin embargo, fue su hijo Constante II hacia el año 357 el que lo
mandó colocar sobre la espina del Circo Máximo.
El papa Sixto V en 1588 lo hizo
transportar hasta San Juan de Letrán. La inscripción en la base del
obelisco recuerda la leyenda según la cual el emperador Constantino habría sido
bautizado en la Basílica de San Juan de Letrán. El obelisco egipcio, la
presencia del gran emperador convertido al cristianismo y la cruz puesta
como corona deberían dar testimonio de que toda la historia humana encuentra su
culminación en Cristo, muerto y resucitado.
Mirando la fachada principal de la Basílica de San
Juan de Letrán, a su derecha se encuentra el Santuario de la Escalera
Santa. Domenico Fontana lo construyó en 1589 por voluntad de papa Sixto
V. Este papa fue el que trasladó hasta aquí la Escalera Santa que se conservaba
en el interior del Palacio de Letrán.
Según la tradición, Santa Elena, madre de
Constantino, durante su peregrinaje a Tierra Santa hizo desmontar y transportar
a Roma la escalera que Jesucristo subió para presentarse ante Poncio Pilato.
Hoy la escalera se compone de 28 escalones de marmol blanco. Por devoción, esta
escalera se sube de rodillas. Desde 1723 los escalones están cubiertos por una
protección de madera. A ambos lados de la Escalera Santa se hallan dos
escaleras normales que permiten un acceso facilitado.
Cuando llegamos a la parte más alta de la Escalera
Santa podemos contemplar el interior del Sancta Sanctorum. Se trata
de la Capilla privada de los Papas y contiene la imagen del Salvador
Acheiropoieton, “no pintada por mano humana”. La frase latina en el
entablamento sobre el altar afirma «non est in toto sanctior orbe locus».
Es decir, «no existe en todo el mundo un lugar más santo».
Fuente : ENROMA.COM