Es palabra del Señor
REFLEXION
Jesús reprocha a las personas de su tiempo que
repiten la misma actitud insensata de los contemporáneos de Noé y de Lot:
“comían, bebían, se casaban, compraban”, y se reían de Noé por sus previsiones
y provisiones. También nosotros tenemos la tentación de entregarnos a la vida
como si fuéramos eternos habitantes de este mundo. A este respecto san Palo
aconseja tomar conciencia de la provisionalidad del tiempo presente: “Los que
compran como si no poseyesen, los que gozan del mundo como si no disfrutasen,
porque este mundo que contemplamos está para acabar”.
No se trata de amargarnos la existencia pensando
siempre en la muerte. Un rasgo del cristiano es la alegría. Jesús nos da la
razón suprema: “voy a prepararos el lugar para que estéis donde yo estoy”. Esto
pone alegría en la vida, porque despeja el interrogante: “¿qué será de mí
después de la muerte?” que, por lo menos de forma inconsciente, atormenta al
que no tiene esperanza.
Además, somos unos privilegiados por saber el tema
del examen final. Jesús señala que se nos preguntará: Estuve hambriento,
desnudo, encarcelado, sin trabajo… ¿me tendiste la mano, saliste al paso de mi
sufrimiento? “En el atardecer de la vida se nos examinará del amor”. Saber el
tema del examen y no aprobar sería una negligencia imperdonable. En esto nos va
la vida eterna.
El futuro glorioso se genera viviendo con sentido
de entrega. El que guarde su vida para sí, la perderá; el que la entregue con
generosidad, la acumulará. De ahí la importancia de vivir cada día como si
fuera el último, con responsabilidad y alegría.
Fr. Mitxel Gutiérrez Sánchez O.P.
Casa Ntra.Sra. de los Ángeles (Vitoria)REFLEXION