Es
palabra del Señor
REFLEXION
En
el evangelio del domingo pasado un escriba preguntaba a Jesús ¿Qué
mandamiento es el primero de todos? Jesús respondió: “Escucha,
Israel, el Señores el
único Dios: amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. El segundo es
este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay mandamiento mayor que
estos”.
Él es el único Dios, y el evangelio de hoy nos pone en la tesitura de ¿a quién
queremos servir? ¿Al dinero?... ¿A la arrogancia?... ¿A la
vanagloria?... ¿Al YO? ¿O al único Dios? No podemos servir a dos
amos porque o bien aborreceremos a uno y amaremos al otro, o bien nos
dedicaremos al primero y no haremos caso del segundo. A muchos nos
pasa que queremos servirlos a todos aparentando, como los fariseos, ser fieles
al único Dios. Pero, no nos engañemos, Dios nos conoce por dentro.
Dios
no está en contra del dinero si éste no ocupa el centro en nuestra vida. Es
más, nos anima a ganarnos “las moradas eternas” con el dinero injusto si éste
nos sirve para hacer el bien a los demás.
Ante
estas palabras que Jesús nos dice hoy tendríamos que preguntarnos si el Señor
es nuestro único Dios. Si no es así, ¿quiénes son nuestros dioses?
Señor, cuántas veces he experimentado que no hay otro dios fuera
de TI y que los dioses y señores de la tierra no me satisfacen, sin embargo mi
debilidad hace que me desvíe de tu camino y rompa tu Alianza. Atráeme hacia ti.
No te canses de buscarme y mostrarme el camino de vuelta. Dame un corazón
indiviso que te ame y te sirva por encima de todo y de todos y que sea capaz de
amar y darme, con lo que tengo y lo que soy, a todos mis hermanos. AMÉN.
Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio Santa María de Gracia-Casa Federal,
Córdoba