Es palabra del Señor
REFLEXION
Comienza el capítulo 18 del Evangelio de Lucas que
se centra en una parábola “a contraste” en la que la lección que quiere
transmitir es lo contrario del ejemplo expuesto; es la parábola del juez
injusto que contiene una enseñanza muy expresiva sobre la necesidad de la
perseverancia en la oración y sobre su eficacia, y muy particularmente en el
contraste sobre la justicia que acaba ejerciendo el juez injusto ante la
insistencia de la viuda.
Las parábolas ocupan un lugar extenso en los
evangelios sinópticos y cautivan la atención de los oyentes, son textos
aparentemente fáciles de comprender, adaptándose bien al público, aunque muchas
de ellas es necesario interpretarlas para entenderlas.
Hoy nos propone la iglesia una parábola que nos
invita a orar sin cesar, y la oración implica vencer la pereza, levantar los
ojos a Dios en todas las circunstancias y, esto solo es posible si juntamos la
oración con una vida cristiana coherente.
El Señor vincula la eficacia de la oración a la fe:
la oración alimenta la fe y esta a su vez crece cuando se ejercita en la
oración. Uno de los objetivos de la oración es el de mantener en nosotros la
fe, la relación personal con Dios, como una cita entre personas que se quieren
para mantener ese amor.
La oración conlleva apoyarnos en alguien,
confiarnos a él, salir de nosotros mismos y abandonarnos a Otro. Estamos
invitados a una oración repetida, constante, continua, obstinada; Dios no puede
abandonarnos si nosotros no le abandonamos a él.
Esta parábola me hace pensar no tan sólo en la
perseverancia en la insistencia sino en la escucha. El juez escucha la petición
de la viuda y actúa. Y al escuchar esta parábola me pregunto, ¿cómo alimento mi
fe, cómo es mi oración?
Los textos nos hacen reflexionar en el silencio
necesario para la escucha y nos exhortan a aprender a escuchar para actuar con
rectitud.
Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucía (Orihuela)