Es palabra del Señor
REFLEXION
Marcos, antes del discurso escatológico y de la pasión, nos
ofrece una escena que está cargada de simbolismo. Se retoma, en cierta forma,
el papel de la viuda y el profeta Elías, como en el texto de 1Re 17,10. Las
palabras contra los escribas que buscan los primeros puestos… y más cosas, es
probablemente una advertencia independiente, pero que se entiende en nuestro
texto con la narración que describe la acción de la viuda. Jesús, en el Templo,
está mirando a las personas que llegan para dar culto a Dios. A Jerusalén
llegaban peregrinos de todo el mundo; judíos piadosos, pudientes, de la cuenca
del Mediterráneo, que contribuían a la grandeza de Jerusalén, de su templo y
del culto majestuoso que allí se ofrecía. Siempre se ha pensado que el culto
debe ser impresionante e imperecedero.
¿Está Jesús a favor o en contra del culto? Esta pregunta
puede parecer hoy capciosa, pero la verdad es que debemos responder con
inteligencia y sabiduría. ¡No! ¡No está Jesús contra el culto como expresión o
manifestación de la religión! Pero también es verdad que no hace del culto en
el templo un paradigma irrenunciable. Jesús respeta y analiza… y saca las
consecuencias de todo ello. No dice a la mujer que se vaya a su casa… porque
todo aquello es mentira. No era mentira lo que ella vivía, sino lo que vivían
los “prestigiosos” de la religión que no eran capaces de ver y observar lo que
él hizo aquella mañana y enseñó a los suyos con una lección de verdadera
religión y culto.
Si nos fijamos, Jesús está proponiendo el culto de la vida,
del corazón, ya que aquella viuda pobre ha echado en el arca del tesoro lo que
necesitaba para vivir. Ella estaba convencida, porque así se lo habían
enseñado, que aquello era para dar culto a Dios y entrega todo lo que tiene.
Es, si queremos, un caso límite, con todo el simbolismo y la realidad de lo que
ciertas personas hacen y sienten de verdad. Lo interesante es la “mirada” de
Jesús para distraer la atención de todo el atosigamiento del templo, del culto,
de los vendedores, de lo arrogantes escribas que buscan allí su papel. Esa
mirada de Jesús va más allá de una religión vacía y sin sentido; va más allá de
un culto sin corazón, o de una religión sin fe, que es tan frecuente.
Esa es, pues, la interpretación que Jesús le hace a sus
discípulos. Los demás echan de lo que les sobra, pero la vida se la reservan
para ellos; la viuda pobre entrega en aquellas monedas su vida misma. Ese es el
verdadero culto a Dios en el templo de la vida, en el servicio a los demás.
Sucede, pues, que la viuda (con todo lo que esto significa en la Biblia) ofrece
una religión con fe, con confianza en Dios. Y solo Jesús, en aquella barahúnda,
es capaz de sentir como ella y de tener su mirada en penetrante vigilancia de
lo que Dios desea y quiere. Una religión, sin fe, es un peligro que siempre nos
acecha… que tiene muchos adeptos, a semejanza de los escribas que buscan y
explotan a los débiles, precisamente por una religión mal vivida e
interpretada. Jesús ha leído la vida de aquella pobre mujer, y desde esa vida
en unas pocas monedas, ha dejado que lleve adelante su religión, porque estaba
impregnada de fe en Dios.
Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)