Es palabra del Señor
REFLEXION
Las palabras del evangelio de Lucas evocan ese
estado de expectación similar al que mantienen los animales en situación de
caza, es decir, de conservación de la vida: suficiente tensión para no ser
sorprendidos sino para sorprender y la necesaria calma para no desfallecer en
la espera. Vivimos sujetos a las coordenadas del tiempo y del espacio, no somos
dueños, sino deudores de la vida. No sabemos, porque no es necesario ni
importante, la hora del desenlace. El desenlace será la desembocadura natural
de cada paso transitado. Lo que sí resulta del todo imprescindible es vivir
conscientes del origen y del horizonte. Para la lucidez y la consciencia no hay
otro camino más que el de la interioridad cultivada día a día. No es casual que
el epígrafe de estos versículos lo constituyan las palabras: vigilancia y
oración. La vigilancia como atención sostenida, como sensata prevención;
oración como silencio arrodillado, como ego que se desplaza del centro.
La apocalíptica de Jesús es una advertencia de
vida, una llamada a no rebajar la dignidad que sella la existencia humana, una
brújula que sostiene la dirección válida en medio del cansancio, la dispersión
y el desaliento.
Estos versículos de Lucas, preceden la decisión por
parte de los judíos para matar a Jesús, son umbral de su entrega. Hoy, para
nosotros, son la antesala de un Adviento a estrenar. Adviento que se abre como
una puerta entre lo antiguo y lo nuevo, como oportunidad para recuperar un
ritmo más saludable, favorable al bien de los hermanos, atento en la escucha
que nos conecta con nosotros mismos y nos permite saber quiénes somos, qué
debemos ser y cómo podemos llegar a serlo. No cabe tarea más urgente.
Sor Miria de Jesús Gómez O.P.
Monasterio Santísima Trinidad Orihuela