Es palabra del Señor
REFLEXION
La lectura
del evangelio de Lucas nos expone el relato de las tentaciones, una de las
narraciones más expresivas, aunque bien es verdad que no exenta de
dificultades. Podemos resumir así el significado del evangelio: Jesús afronta
tres tentaciones. Esto viene de la tradición. No es que el número tres sea
determinante y no se explica solamente recurriendo al pueblo en el desierto,
aunque es posible que esa es la inspiración de este relato. Pero en definitiva
son el simbolismo de toda la lucha entre el bien y el mal, entre la elección de
uno mismo y la opción por Dios. Todas las tentaciones tienen como objetivo, en
definitiva, romper la "comunión" con Dios. Para Lucas, Jesús es el
nuevo Adán, como se expresa por su genealogía (Lc 3,1ss), por eso no tiene otro
proyecto de vida que el vivir la comunión con Dios, que el primer Adán había
perdido.
Lucas ha
leído esta escena de la tradición según su perspectiva personal. Para él no se
trata especialmente de releer en Jesús las pruebas del desierto (como en el
caso muy evidente de Mateo) y ni siquiera de contemplar a Jesús vencedor sobre
Satanás como el Mesías que rechaza el mesianismo glorioso y político. Lo que él
considera en Jesús en el desierto es esencialmente el designio del Padre que
está cumpliéndose. Y esto lo interpreta según la mentalidad de que no puede
suceder sin que se encuentre en su camino al adversario, el que trabaja para
que la humanidad se pierda en sí misma.
Este
encuentro es solamente la anticipación de otro que será definitivo: en la
Pasión y la Cruz, que es la consecuencia de su vida. De ahí que haya
reorganizado la tradición primitiva para que todo acabe en Jerusalén, donde
Jesús vivirá su Pasión. En el caso de Mateo el orden de las tentaciones es
distinto y termina en un monte muy alto, que es toda una figuración. Ambos han
leído este episodio en el evangelio galileo de Q (algunos prefieren llamarlo
así). En Lucas todo termina en Jerusalén porque para este evangelista
Jerusalén es el final y el comienzo de la vida de de Jesús y de la comunidad
cristiana primitiva. Es en Jerusalén, además, donde han de tener lugar las
experiencias del Resucitado a los discípulos y, por lo mismo, este triunfo de
Jesús en lo más alto del Templo es todo un apunte de la victoria sobre la
muerte que ha de anunciarse desde Jerusalén hasta los confines de la tierra.
Si Lucas ha
querido presentar la filiación divina de Jesús en la dimensión del nuevo Adán
(como en la genealogía), su relato de las tentaciones debe leerse en esa clave.
De ahí que su cristología, con sus intereses parenéticos, no es descriptiva,
sino que busca llevar a la comunidad las posibilidades de vivir una experiencia
como la de Jesús. La Iglesia que escucha este relato, la comunidad, vive
también bajo el Espíritu, como Jesús, y es conducida por El. Por eso, bajo esa
experiencia, los poderes del mal también quieren envolverla en una carrera
ciega hacia una desobediencia radical a Dios. En definitiva: Lucas quiere que
aprendamos a ser personas libres, como Jesús, en nuestra fidelidad a Dios.
Porque Dios es para el hombre, como para Jesús, el que garantiza nuestra
libertad y nuestra realización.