Jesús volvió otra vez a Caná donde en una boda que se les terminó el vino, realizó el primer signo, convirtiendo el agua en vino, iniciando así su vida pública.
Aunque Jesús había afirmado que un profeta no es estimado en su propia Patria, cuando llegó a Galilea, los galileos sí que lo recibieron bien y creyeron en su nombre, probablemente por todo lo que habían visto hacerle en Jerusalén durante la fiesta de la Pascua, a la cual ellos también asistieron.
También en Caná efectuó un segundo signo; a ruegos de un funcionario del Rey Herodes Antipas, probablemente un oficial pagano, que le pidió la curación de su hijo enfermo. Jesús no se encierra en su raza ni en su religión, acoge a todos. El oficial tenía puestas las esperanzas en Jesús, motivo por el cual le pidió un par de veces que le acompañara antes que muriese su hijo, pero Jesús siempre le respondió lo mismo “Vete, que tu hijo vive”. No obstante Jesús añadió como reproche “Si no veis signos y prodigios, no creéis”, lo que también nos dice a nosotros.
Al funcionario le costó ponerse en camino pero al final tuvo fe en Él y marchó hacia su casa. Antes de llegar los criados fueron a buscarle para decirle que su hijo estaba curado y al preguntarles a qué hora se había producido la mejoría, cayó en la cuenta que era la hora en que Jesús le había dicho que su hijo estaba curado, en este momento tuvo la confirmación de su fe “Y creyó él con toda su familia”.
¡Cuántos cristianos limitan su fe, a pedir prodigios y milagros! Quieren que Él escuche su oración, resuelva sus dificultades al momento y haga milagros con sus peticiones.
Este relato del Evangelio de San Juan, nos está enseñando cuál es la única fe que merece tal nombre, la que se apoya en la Palabra de Jesús, la que llega hasta aceptar su persona; nadie más que Jesús da vida; nadie más que Él vence la enfermedad y la muerte.
Con este episodio termina el primer ciclo del libro de los signos y las obras que Jesús empezó y también concluyó en Caná de Galilea.
¿Cómo vives tu fe?
¿Se limita solo a pedir milagros?
Dña. Montserrat Palet DalmasesFraternidad Laical de Santo Domingo (Barcelona)