Es palabra del Señor
REFLEXION
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Jesús
cuenta esta parábola, (exclusiva de Mateo), en el templo. El contexto
es de claro rechazo de los dirigentes judíos hacia Jesús. La pregunta
introductoria se dirige a los sumos sacerdotes y a los ancianos, que habían
venido a interrogarle sobre su autoridad. Pero también Mateo, con esta
parábola se está dirigiendo a los cristianos de su comunidad, y
de igual manera, a los de hoy. Jesús
no pierde la paz. Con paciencia incansable sigue llamándolos a la conversión.
Les cuenta la conversación de un padre que pide a sus dos hijos que vayan a
trabajar a la viña de la familia. Jesús
pone delante de ellos dos actitudes; lo hace con dos cuadros diferentes, los
detalles que Jesús expresa enriquecen la lectura. Es un padre que
cariñosamente pide algo a sus hijos. El primero rechaza al padre con una
negativa tajante: “no quiero”. No da explicación alguna.
Sencillamente no le da la gana. Sin embargo más tarde reflexiona, se da
cuenta que está rechazando al padre y, arrepentido, marcha a la viña. El
segundo atiende amablemente la petición de su padre: “voy señor”.
Parece está dispuesto a cumplir sus deseos, pero pronto se olvida de lo que
ha dicho. Todo queda en palabras y no va a la viña. ¿Quién
hace la voluntad del padre? La respuesta es clara: el que va a la viña,
aunque antes se hubiera negado a ello. Hasta aquí, no hay duda sobre la
enseñanza de la parábola: No vale lo que los hijos dicen, sino lo que hacen. A
continuación, Jesús reinterpreta la parábola a la luz de la situación de
hostilidad que está sufriendo por parte de las autoridades religiosas.
Comienza la explicación de manera directa y provocativa: “os aseguro que
los publicanos y prostitutas os llevan delantera en el camino del reino de
dios”. Quiere que reconozcan su resistencia a entrar en el proyecto del
Padre. Ellos que son los guardianes y especialistas del templo, del culto, y
de la ley. Ante el pueblo son irreprochables. No sienten la necesidad de
conversión y van rechazando tanto las enseñanzas de Juan como el mensaje de
Jesús, hasta llegar a apresarle y condenarle. Por
el contrario, los publicanos y prostitutas que son los que han dicho un
gran no al dios de la religión, han quedado fuera del culto y de la ley
judía. Sin embargo su corazón se ha mantenido abierto a la conversión. Llegó
Juan y se acercaron a recibir su enseñanza, y al llegar Jesús se apresuraron
a seguirle. Esta invitación solo nos llega si nos sentimos necesitados. Hoy,
una vez más, el Señor nos invita a entrar en la voluntad del Padre, a
convertirnos, a ser coherentes y testimoniar ante el mundo con nuestra vida
que merece la pena creer en su promesa. |