Es palabra del
Señor
REFLEXION
Cuestionar a Cristo tiene sus consecuencias. A
primera vista la actitud de los sacerdotes y los ancianos nos puede parecer
infantil, es como si dijeran "vamos a poner a éste en un apuro y el pueblo
estará con nosotros". Ellos se creían superiores a todos pero Jesús, que
lee en nuestras almas, les puso en su lugar. Es inútil cuestionar las cosas de
Dios.
Imagina por un momento la escena: Jesús hablando a
la gente, predicando la Buena Nueva, enseñando en el Amor, y de repente se
acercan los sacerdotes y los ancianos con intenciones oscuras porque lo que
aquel hombre de Nazaret dice les resulta molesto, les rompe los esquemas. Y de
ahí la pregunta: si tú no vienes de nuestra parte, si no eres de la casta
sacerdotal, si no perteneces a la élite de Israel ¿cómo te atreves a venir aquí
a dar lecciones? La pregunta, que a su vez, les plantea Cristo los deja
descolocados y su salida no puede ser más simple: No sabemos de dónde viene el
bautismo que Juan realizaba ¿Vosotros sabios, doctores de la ley, no lo sabéis?
Pues yo no os lo voy a decir. Cristo les pone en su lugar y deja al descubierto
sus malas intenciones.
Y tú ¿Sabes de donde viene la autoridad de Cristo?
Viene de su unión con el Padre, de ser Uno con Él y con el Espíritu Santo. La
autoridad de Jesús en aquel momento se manifiesta en su negativa a responder a
los que iban a por Él. Pero su autoridad tendría poco después otra
manifestación más grande aún: Cuando desde lo alto de la Cruz dijo:
"Padre, perdónales porque no saben lo que hacen".
D. Luis Maldonado Fernández de Tejada, OP
Fraternidad Laical de Santo Domingo, de Almagro