9/12/21

EVANGELIO VIERNES 10-12-2021 SAN MATEO 11, 16-19 SEGUNDA SEMANA DE ADVIENTO

 




En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«¿A quién compararé esta generación?
Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo: “Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado”.
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.
Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras».

                                                 Es palabra del Señor

REFLEXION

Por eso la pregunta ¿A quién se parece esta generación?, resuena más fuerte si cabe, porque la generación de Jesús no admitió ni el testimonio de Juan (de radicalidad, conversión y penitencia), ni el de Jesús (de misericordia, confianza y gracia). Se convirtieron en unos niños caprichosos que no quisieron entrar en el juego ni de Juan ni de Jesús. Estaban ciegos y sin discernimiento alguno para descubrir el momento presente, para darse cuenta de la hora que vivían.

Esta pregunta se dirige hoy a nosotros ¿a quién nos parecemos nosotros? ¿Somos como esos niños caprichosos, quejumbrosos, que no quieren jugar ni a la penitencia ni a la gracia? ¿Somos como esas personas sin discernimiento que dejan escapar la “hora de Jesús”, la hora de la CONVERSIÓN, con la excusa de que siempre se están quejando de todo?

El Evangelio de hoy pretende sacudir un poco nuestras conciencias adormiladas, aburguesadas por el consumismo y la comodidad en la que vivimos, para hacernos salir de nosotros mismos e implicarnos en el proceso de la salvación.

Jesús es la Sabiduría que nos ha mostrado el camino, la luz que nos ha dado inteligencia para saber discernir, la vida que nos alimenta y nos da vida eterna. De nosotros depende quedarnos acomodados en nuestra zona de confort, señalando con el dedo a los que están en el terreno de juego dando la vida, criticando, juzgando y quejándonos. O por el contrario, saltar al terreno de juego, implicarnos, dar la vida, entregar lo que somos y tenemos por el Reino y por Jesucristo.

Es lo que tratamos de vivir en el Adviento, un tiempo de conversión, de entrar dentro de nosotros mismos y preguntarnos ¿soy un niño caprichoso que ni juego ni dejo jugar?

Oración: Señor, mira mi debilidad, mira que tantas veces me comporto como un niño caprichoso que quiere manejar la situación desde mi comodidad. Dame la gracia de abrir mi corazón al amor, tu Amor, para que ahora y siempre pueda recorrer el camino que conduce hacia Ti. Amén.

Sor Inmaculada de la Cruz, OP
Monasterio Santa Mª de Gracia, Córdoba