Es palabra del Señor
REFLEXION
La fe mueve montañas. Es un dicho popular cargado
de verdad. No han pedido a Jesús la curación del paralítico, pero hacen todo lo
que pueden para poner a aquel ser sufriente delante de Jesús, seguramente
convencidos de que Jesús no dejaría sin curación a aquel pobre ser.
Pero Jesús se empeña en hacer lo difícil primero:
ante aquel auditorio, lleno de fariseos y doctores de la ley, comienza por
anunciar al paralítico que sus pecados quedan perdonados. Algo que nadie parece
pedir es lo primero que otorga. Después va a curar su parálisis, pero el primer
momento va a ser la reconciliación del ser humano con su creador. Si tenemos en
cuenta que estas situaciones adversas de los hombres son consideradas castigos
por pecados previos del sujeto o de sus padres, no es nada extraño que Jesús
comience la curación del cuerpo con la curación del alma, aún a riesgo de
enfrentarse a fariseos y doctores, a los que resulta fácil dar la razón. ¿Quién
es este que se permite perdonar los pecados?
Para nosotros, ahora, resulta normal que Jesús
perdone los pecados, pero a la vista de los judíos presentes, aquello era una
pura blasfemia. ¡Algo que solo Dios puede hacer, se atreve a hacerlo este hijo
del carpintero! Es increíble e inaceptable para los puristas de la ley. Y a
continuación Jesús plantea otro problema curando al paralítico. Me imagino que
fariseos y doctores, algunos venidos del propio templo de Jerusalén, no puedan
ver el paralelismo de las dos acciones. Seguramente encuentran buena la
curación, pero ¿qué tiene que ver con el perdón de los pecados?
Jesús está realizando lo que ha venido a hacer:
Acercar al Dios lejano y terrible de fariseos, doctores y, seguramente muchos
de los asistentes, y puede que de nosotros mismos, hasta hacerle amable,
amoroso y extraordinariamente compasivo. El Dios del Antiguo Testamento va
dejando asomar su rostro verdadero a través de la persona, las actitudes y
acciones de Jesús. Dejará de ser el dios castigador, pera ser el verdadero
Dios, fuente de amor y compasión. Y esto sí es admirable y esto es lo que llega
a nosotros, aunque, a veces, nos cueste creerlo.
D. Félix García O.P.
Fraternidad de Laicos Dominicos de Viveiro (Lugo)