Es palabra del
Señor
REFLEXION
Tras la respuesta que da a los enviados de Juan,
más con sus obras que con sus palabras, Jesús hace un elogio incondicional del
Bautista. Pone de manifiesto públicamente que se trata de un profeta
excepcional, por la austeridad de su vida, por la energía de sus denuncias, por
su fidelidad a la tradición profética, por su testimonio acerca de la
inminencia del Mesías.
Sin embargo, ya no pertenece a la nueva etapa
inaugurada por Jesús. Ha preparado solícitamente su venida, quizá incluso lo ha
acogido un tiempo entre sus propios discípulos (no sabemos si Jesús lo fue,
pero no se puede excluir); y no obstante hay en el mensaje del Evangelio una
perspectiva completamente distinta de la que caracterizaba a Juan (“el más
pequeño en el reino de Dios es más grande que él”, declaró Jesús a renglón
seguido). El bautismo en el Jordán, en el que ha culminado la misión de Juan
respecto de Jesús, ha sido el escenario de la primera revelación pública de su
identidad con relación a Dios.
A partir de ahí Jesús inicia su propia misión de
predicador del evangelio del reino, que ha comenzado a hacerse presente con él.
El pueblo, que ya aceptaba a Juan, parece aceptar ahora también a Jesús, a
diferencia de los fariseos y doctores de la ley, que no aceptaban ni a uno ni a
otro. No acogieron ni al asceta ni al que “comía y bebía con pecadores”. No han
sabido reconocer la sabiduría del plan de Dios.
¿Qué pensamos nosotros de Juan el Bautista? Y sobre
todo, ¿cuál es nuestra actitud con respecto a Jesús? Nos vamos acercando a la
Navidad: ¿sabremos descubrir al Precursor del Mesías en la figura de Juan? ¿Y
sabremos reconocer a Jesús como el enviado de Dios que nos llama a formar parte
de su reino?
Fray Emilio García Álvarez O.P.
Convento de Santo Tomás de Aquino (Sevilla)