La
noticia que en el río Jordán un hombre, tenido por muchos como un verdadero
profeta, realizaba ritos de purificación del ‘perdón de los pecados’ en sus
aguas y que hablaba de Dios como si de sus labios saliera fuego, como un antiguo
profeta, llegó hasta a una remota y desconocida aldea llamada Nazaret, hoy en
el actual estado de Israel, entonces Palestina, en el año 30, más o menos, de
nuestro calendario. El carpintero de esa aldea, hombre huesudo y entrado en
años, hijo soltero de una viuda, decidió ir al Jordán para ver al profeta, de
nombre Juan, de quien todos hablaban.
El
encuentro de Jesús, que así se llamaba el carpintero, con Juan en el Jordán
señalará el inicio de procesos y transformaciones religiosas, culturales e históricas
que han dejado huellas profundas en el acontecer histórico-religioso y en el
cómputo del tiempo de la humanidad. Jesús en el Jordán va a descubrir su
auténtica personalidad, vocación y destino. Después de aquel viaje habrá un
‘antes’ y un ‘después’ en el despliegue y realización de la misma humanidad.
La
festividad del recuerdo del Bautismo del Señor marca en el calendario litúrgico
el fin del Tiempo de Navidad y el inicio del Tiempo Ordinario. El bautismo es
el principal rito de iniciación cristiana y señala nuestra pertenencia a la
comunidad de los que, de manera libre y consciente, siguen a Jesús, llamado el
Cristo, y optan en sus vidas y en sus decisiones por los principios y valores
que sostuvieron a Jesús y que nos fueron transmitidos, con la fuerza del
Espíritu Santo, por los Apóstoles.
Fray Manuel Jesús Romero Blanco O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)