En este segundo domingo del tiempo ordinario la
Palabra de Dios nos descubre la relación de Dios con su Pueblo bajo las
hermosísimas imágenes de las nupcias y de los carismas. Isaías ilustra la
relación a través del desposorio con “mi favorita” en una nueva era de
salvación. Por su parte, el principio unificador de los carismas expresados por
san Pablo en la Carta a los Corintios es el Espíritu Santo.
Y, para el evangelista Juan, Caná ocupa un lugar
significativo en su obra. Es el pórtico del primer signo que va a manifestar a
aquellos que ha llamado para que estuvieran con Él y luego anunciarán la Buena Noticia
del Reino. El relato, de una alta teología cual águila en los cielos, siempre
es desconcertante y novedoso como Palabra de Dios que es. Jesús y María son su
centro de atención.
Así es que, el problema será resolver la ausencia
del vino en una boda. Y ¿qué es una boda sin amor y alegría? ¿Qué podemos
celebrar cuando estamos tristes y nuestro corazón está escaso y vacío de amor?
Las palabras de María siguen siendo faro para todos aquellos que pasamos por
momentos turbulentos que nos roban la paz y la alegría que sólo Dios nos puede
dar: “Haced lo que él os diga”. Sólo así, podemos “contar las maravillas
del Señor a todas las naciones”.
Fr. Raisel
Matanzas Pomares
Convento de San Juan de Letrán (La Habana - Cuba)