Es palabra
de Dios
| 
   Jesús
  sigue con su discurso en forma de parábolas. La que encontramos en la lectura
  de hoy quizás tenga alguna dificultad de interpretación mayor que las
  anteriores. Es manifiesto que el candil es para alumbrar. Si no lo hace, está
  de sobra. La dificultad está en la frase: “si se esconde algo es para que se
  descubra; si algo se hace a ocultas es para que salga a la luz”. La frase
  siguiente puede manifestar que el mismo Jesús preveía que no era fácil
  entender lo que decía. “El que tenga oídos para oír que oiga”. ¿Quién tiene
  oídos para oír? No
  me atrevo a responder con precisión. Pero creo que bastante es que nos
  planteemos si tenemos oídos para oír, abiertos a oír; quizás lo que no nos
  gustaría oír, porque nos sacaría de una ignorancia agradable, querida, que
  nos hacía la vida más fácil, más cómoda. ¿Tenemos oídos para oír lo que a la
  luz del Evangelio nos dice Dios? ¿Tenemos oídos para oír lo que el prójimo
  nos dice con palabras, con la vida? Quizás si oyésemos a Dios y al otro,
  saldría a la luz lo que tenemos escondido. Puede
  que tengamos ya ideas sólidas, juicios contundentes, sobre los demás, que no
  se quiere que se pongan en cuestión. Pues bien, atendamos a las palabras de
  Jesús: “la medida que uséis la usarán con vosotros y con creces”. ¿No es una
  clara invitación a que antes de juzgar negativamente al otro, tratemos de
  comprenderlo; de tener oídos a lo que puede decirnos? “Al
  que no tiene se le quitará lo que tiene”. Expresión que aparece en la
  parábola de los talentos, referida a quien recibió un talento, y lo enterró
  en vez de ponerlo a producir. El avaro no tiene, es tenido por el dinero. Lo
  perderá, lo tiene perdido, porque, por no gastarlo, ni para sí lo usa.  | 
 
Fray Juan José de León Lastra O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)