26/1/22

EVANGELIO JUEVES 27-01-2022 SAN MARCOS 4, 21-25 III SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO

 




En aquel tiempo, Jesús dijo al gentío:
«¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero? No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no hay nada oculto, sino para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga».
Les dijo también:
«Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».

                                     Es palabra de Dios

Jesús sigue con su discurso en forma de parábolas. La que encontramos en la lectura de hoy quizás tenga alguna dificultad de interpretación mayor que las anteriores. Es manifiesto que el candil es para alumbrar. Si no lo hace, está de sobra. La dificultad está en la frase: “si se esconde algo es para que se descubra; si algo se hace a ocultas es para que salga a la luz”. La frase siguiente puede manifestar que el mismo Jesús preveía que no era fácil entender lo que decía. “El que tenga oídos para oír que oiga”. ¿Quién tiene oídos para oír?

No me atrevo a responder con precisión. Pero creo que bastante es que nos planteemos si tenemos oídos para oír, abiertos a oír; quizás lo que no nos gustaría oír, porque nos sacaría de una ignorancia agradable, querida, que nos hacía la vida más fácil, más cómoda. ¿Tenemos oídos para oír lo que a la luz del Evangelio nos dice Dios? ¿Tenemos oídos para oír lo que el prójimo nos dice con palabras, con la vida? Quizás si oyésemos a Dios y al otro, saldría a la luz lo que tenemos escondido.

Puede que tengamos ya ideas sólidas, juicios contundentes, sobre los demás, que no se quiere que se pongan en cuestión. Pues bien, atendamos a las palabras de Jesús: “la medida que uséis la usarán con vosotros y con creces”. ¿No es una clara invitación a que antes de juzgar negativamente al otro, tratemos de comprenderlo; de tener oídos a lo que puede decirnos?

“Al que no tiene se le quitará lo que tiene”. Expresión que aparece en la parábola de los talentos, referida a quien recibió un talento, y lo enterró en vez de ponerlo a producir. El avaro no tiene, es tenido por el dinero. Lo perderá, lo tiene perdido, porque, por no gastarlo, ni para sí lo usa.

Fray Juan José de León Lastra O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)