Es palabra de Dios
REFLEXION
Un publicano, recaudador de impuestos para el
gobierno romano de ocupación, con ganancias injustas para su provecho personal;
es considerado por su propio pueblo como pecador, persona sin Dios, enemigo del
pueblo.
Al pasar Jesús ve a Leví sentado al mostrador de
los impuestos; ve a la persona ¨enferma por el ansia de dinero¨ y Jesús que ha
venido a sanar a los enfermos y buscar a los pecadores le dice ¨Sígueme¨.
La palabra de Jesús escuchada y obedecida le hace
renacer, ser una persona nueva: Se levantó y lo siguió.
Leví pasa de estar sentado al mostrador de los
impuestos a estar sentado a la mesa de la fraternidad compartiendo casa y
comida.
Leví se siente acogido en la casa donde comparten
la mesa con Jesús: pecadores, gente de mala fama, discípulos, recaudadores.
Jesús vio a Leví, a la persona; y le abrió un nuevo
horizonte de vida, de misericordia, de compartir fraterno… La mirada de
los fariseos ve gente de mala fama, pecadores sin futuro y sin Dios.
Porque Jesús te dice sígueme, que tu respuesta
obediente a esta palabra, que sana, sea acoger a las personas: sanos y
enfermos, creyentes y descreídos gente de mala fama y discípulos para compartir
con ellos el pan del Evangelio y el pan de la amistad, la mesa de la
palabra y de la Eucaristía… aunque te critiquen, como a Jesús, por acoger
a gente de mala fama.
Deja que Jesús te mire y escucha: Sígueme.
Fr. Isidoro Crespo Ganuza O.P.
Convento de S. Valentín de Berrio Ochoa (Villava)