Es palabra de
Dios
REFLEXION
El final del Evangelio de Marcos parece inconcluso,
sin narrar ninguna aparición del Resucitado, a pesar de que el evangelista
conoce por la tradición que Jesús se apareció a Pedro y a los discípulos, y que
fueron ellos quienes anunciaron el testimonio de la fe. En consecuencia, el
Evangelio de hoy nos sitúa en el apéndice de la catequesis de Marcos o en el
también llamado final largo, no escrito por el evangelista, pero aceptado por
la Iglesia como texto inspirado y canónico. El relato narra la aparición de
Jesús a los Once y el mandato misionero (que también aparece en el Evangelio de
Mateo, Lucas y Juan).
El envío a la misión es claro, preciso y capaz de
mover a unos discípulos temerosos ante la pérdida del Maestro, y convertirlos
en testigos fieles del Evangelio en medio de muchas dificultades y
persecuciones. Id al mundo entero y proclamad la buena noticia del Reino es
todo un proyecto por el que uno puede empeñar su vida. Traducido al hoy de
nuestra existencia es una invitación a salir de nosotros mismos, a mirar más
allá de nuestro centro, abrir las puertas y ventanas a la nueva brisa que trae
el plan de Jesús, una estrategia novedosa, radical y llena de vida para la casa
común que es la humanidad.
Con el imperativo proclamad, el mismo Jesús nos
urge a seguir anunciando y predicando que la buena noticia de Dios continua en
el devenir de nuestra historia, que se trata de un anuncio de salvación y
esperanza capaz de sanar todo dolor y sufrimiento. Quien crea, quién llegue a
la fe, quienes se sientan comprometidos en sus búsquedas, como le sucedió a
Pablo, serán capaces de desterrar el pecado de su vida, de acercarse a todo ser
humano de cualquier raza o nación, sin sentirse frenados por las barreras de la
incomprensión. El que sea bautizado experimentará la gracia de una vida nueva
en Cristo. La fe en Jesús Resucitado es capaz de transformar la realidad de
todo creyente, de dinamizar nuestra existencia hacia un horizonte cargado de
sentido, en definitiva, es dejar de perseguir a Aquel que ya nos ha alcanzado.
Hna. Carmen Román Martínez O.P.
Congregación de Santo Domingo